Determinadas aves insectívoras de interés forestal son trogloditas, es decir, utilizan los huecos naturales que se producen en el tronco y ramas gruesas de los árboles para nidificar y para protegerse de las inclemencias atmosféricas o de la acción depredadora de sus múltiples enemigos naturales. Estas oquedades de los árboles tienen su origen en causas muy diversas: vejez, enfermedades, pudriciones, efectos mecánicos del rayo, fendas de insolación o de heladura, etcétera.
En nuestros pinares y mas concretamente en los montes repoblados, los huecos naturales son escasos o no existen, ya que todos aquellos árboles defectuosos, enfermos o viejos y que paradójicamente, son los únicos productores de oquedades idóneas, son apeados y extraídos del monte como medida de prevención sanitaria. Como consecuencia, la avifauna insectívora forestal depende vitalmente de la existencia de estos huecos desaparece o es marcadamente escasa.
Los nidales o casetas-nidos, suplen con éxito la carencia de huecos naturales, lográndose con este sistema de protección un incremento generalizado en las poblaciones de aves insectívoras trogloditas y su estabilidad y permanencia en el ecosistema forestal, con el consiguiente beneficio que ello representa en la lucha contra los insectos nocivos.